martes, 5 de febrero de 2008

Jawas

Las pequeñas criaturas nativas del sistema J11.9 vestían toscos ropajes con capuchas, tejidos a mano para protegerse del sol, y aunque ocultaban sus rostros bajo las sombras de sus capuchas, los colonos humanos ya podían ver cómo sus ojos brillaban en las tinieblas. Además, también empezaron a percibir un olor característico que suele acompañar a los jawas, un olor que, para los estándares de la mayoría de las especies, es poco menos que repugnante (Esto ha ayudado a que, víctimas del racismo y la incomprensión de muchas especies, los jawas sean considerados nocivos, pese a que no hay ninguna prueba fehaciente de que lo sean, ni de lo contrario).
Un grupo de colonos llego a este planeta, procedentes de Coruscant
Los colonos no esperaban encontrar especies humanoides en J11.9, y la presencia de los jawas les pilló por sorpresa, pero Arnouth abrió el diálogo con ellos, y después de cierta reticencia inicial, los jawas aceptaron colaborar con los recién llegados, y les enseñaron la base de su dieta, la "hubba" ("báculo de la vida" en lengua jawa), una fruta redonda y amarilla que crece a la sombra de los acantilados y cuyas fibras internas contienen mucha agua (Sin embargo, la hubba es bastante indigesta para los humanos, como sucede con otra bebida jawa, el zumo de ganno). En señal de buena voluntad, los jawas devolvieron a Arnouth un droide de protocolo de la serie 2PO que había sido robado.
Con la colaboración de los minúsculos nativos, Bestine prosperó, y en la actualidad es la capital del planeta, a 200 km al oeste de Mos Eisley.
Los mineros se tuvieron que reconvertir en granjeros de humedad. Los recolectores de mineral corelianos, a veces llamados reptadores mineros, fueron abandonados por la politica y problemas economicos que pasaba el planeta.
Pero a los jawas les importaba bastante poco la política intergaláctica, y lo único que vieron fue cómo esos extraños alienígenas abandonaban sus máquinas, unas máquinas en perfecto estado... de las que se adueñaron; sus ruedas de oruga las hacían perfectas para atravesar los desiertos. Y no solo eso: Su inmenso tamaño los convertía en almacenes. Además, los jawas tenían varios enemigos naturales en Tatooine, como los moradores de las arenas y los dragones krayt, y los jawas, cobardes natos que sólo luchan en defensa propia y como última salida, vieron cómo a menudo bastaba la protección de las paredes de un reptador para que sus depredadores se cansasen y se marchasen, excepto en situaciones muy específicas.
Los jawas habían encontrado el lugar perfecto para vivir.
Los jawas aprendieron rápidamente las artes del comercio para tratar con los humanos y otros alienígenas. Aunque pueden hablar el idioma Básico de la galaxia, los jawas prefieren utilizar su propia lengua, tan compleja que hace que sea muy difícil entender lo que están diciendo, a menos que ellos deseen ser entendidos. Se sabe que un humano que quiera aprender a hablar jawano, antes tiene que aprender el jawano castrapo utilizado para los negocios.
Los pequeños jawas son seres supersticiosos, politeístas que adoran principalmente al Gran Jawenko. Las leyendas son frecuentes: Se dice que los jawas no se acercan a los restos del Mensajero Athalliano, una nave que colisionó en el desierto de Tatooine cuarenta años antes de la batalla de Yavin. Los jawas creen que algo maligno habita dentro del destrozo, puesto que varios buscadores de tesoros entraron en el Mensajero y nunca se les volvió a ver.
Por algún motivo, los jawas tienen cierta facilidad para comprender el funcionamiento de la tecnología, en particular robótica (Aunque también han desarrollado su propia variante de cerveza). Muchos clanes descubrieron que era negocio encontrar maquinaria abandonada en mal estado, perdida por esos desiertos que ellos tan bien conocen, y repararla en sus reptadores para posteriormente revenderla a los humanos y demás alienígenas.
No voy a decir que los jawas tengan los conocimientos y habilidad técnica de un ingeniero superior en robótica; normalmente, su concepto de reparar un droide consiste en hacer que sea capaz de tenerse en pie hasta que se lo puedan colocar a algún comprador ingenuo. Muchos creen la mayoría de los sistemas de un droide reparado por un jawa se mantienen en su sitio con cinta aislante o chicle.

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